domingo, 26 de febrero de 2012


Creo que eran las seis. La almohada se había cansado de escucharme. Aire fresco. Dos cigarros. Paz. Necesidad. Ahora, un reconcome que no se va de mi cabeza. Lo había hecho. Conseguido. Miedo, y después más miedo. No haber obtenido una respuesta iba a hacer que me quedase sin uñas. Y sin cabeza. Recuerdos borrosos. Fiesta. La noche no había estado mal. Un poco de todo. Ellas. Él. Las siete. Las ocho. Las nueve. Suena el teléfono. Él. La sonrisa apareció en mi rostro cansado. Una rosa en la puerta. Un nuevo día. En mí, paz, ilusión y alegría. Feliz. Soy feliz.


No hay comentarios:

Publicar un comentario