Creo
que eran las seis. La almohada se había cansado de escucharme. Aire fresco. Dos
cigarros. Paz. Necesidad. Ahora, un reconcome que no se va de mi cabeza. Lo había
hecho. Conseguido. Miedo, y después más miedo. No haber obtenido una respuesta
iba a hacer que me quedase sin uñas. Y sin cabeza. Recuerdos borrosos. Fiesta.
La noche no había estado mal. Un poco de todo. Ellas. Él. Las siete. Las ocho.
Las nueve. Suena el teléfono. Él. La sonrisa apareció en mi rostro cansado. Una
rosa en la puerta. Un nuevo día. En mí, paz, ilusión y alegría. Feliz. Soy
feliz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario